Mientras recorro el camino que me conduce al hospital las palmeras que flanquean el camino ya no me parecen tan exuberantes, el mar al fondo ya no es tan celeste y el sol hoy parece no brillar. Llevo ya una semana recorriendo este camino a diario, estoy dolorido y camino cabizbajo, este malestar lleva conmigo demasiado tiempo y me está consumiendo.
Dentro de mis derrotistas pensamientos de aquella mañana el policía que la noche anterior había requisado mi bicicleta ocupaba un espacio destacado. Cada paso bajo el sol abrasador me acordaba de él. Lo que más rabia me daba es la chulería y desprecio que nos mostraba mientras intentábamos argumentar con él que no sabíamos que era necesaria una luz trasera y que iríamos a comprarla de inmediato, hay cosas que no cambian. Más tarde tendremos que ir a comisaría a pagar la multa para recuperar la bicicleta, y verle de nuevo la cara, vaya putada.
Amigos como veis aquella mañana no estaba en mis mejores momentos.
Hace ya unos días empecé a encontrarme mal y fui al Hospital de Bocas del Toro. Es toda una experiencia, desde el primer momento me ganó, nada más entrar un panel lleno de enfermedades en colas y coños con sus respectivas fotografías te dan la bienvenida, yo ya llegaba reguleras pero echarle un vistazo a aquel cartel me terminó de dejar mal cuerpo. Un largo pasillo rebosante de gente con cara de astío conduce a la zona de admisión, lo primero que hacen es pesarte, no vaya a ser que haya ganado unos kilitos. Mientras mi desconfianza en el sistema sanitario panameño tocaba suelo me preparo para lo que todo parecía indicar una larga espera.
La mayoría de mis compañeras son mujeres embarazadas, una de ellas nos ameniza la espera con los mejores momentos de Dora la exploradora, a su hija le encanta. El medico se disculpa por la espera, ha tenido un problemita con una de las embarazadas y lleva retraso, esto es el caribe papi, me dice soltando una carcajada que me deja algo incómodo. Cinco horas después consigo salir de este hospital abandonado de la mano de dios, conmigo una caja de antibióticos que seguramente sean como la que dejó mi madre en mi botiquín de viaje.
Pasan dos días y mi estado ha empeorado, decido volver al Hospital, esta vez a Urgencias, y mi experiencia con el ginecólogo no ha sido satisfactoria. En Urgencias la médico me atiene deprisa, la gente se amontona en la sala de esperas y no hay tiempo para mucho diálogo, una infección tiene la culpa de mi malestar, penicilina inyectada durante cinco días promete solucionar mis problemas.
Pero bueno no todo ha sido malo estos días, hemos tenido visita; Héctor desde que supo que nos veníamos a Panamá no lo dudó un instante, pidió una semana de vacaciones en el trabajo y compró un billete de avión para venir a vernos y disfrutar del caribe. Esperaba ansioso e ilusionado el día de su llegada, le quería mostrar el pequeño mundo que habíamos construido a nuestro alrededor, que formase parte de nuestra rutina, enseñarle los mejores rincones de estas maravillosas islas y que conociese a nuestra pequeña familia bocatoreña.
Hemos pasado unos días muy buenos de sol y playa. Aunque renqueante he intentado olvidar mis dolores y disfrutar, al ser tres amigos nos hemos organizado para enseñarle a Héctor las mejores excursiones y muchos días hemos hecho el plan nosotros cómo si los tres estuviéramos disfrutando de unas vacaciones en el caribe. No es mi plan para el viaje, me muero de ganas de seguir viajando, conocer nuevos lugares y pasar tiempo con las personas que voy encontrando, pero disfrutar de la compañía de un amigo cuando estoy lejos de casa me llena de energía.
Hoy ya no tengo que ir al Hospital, ayer celebramos la despedida de un amigo y disfrutamos como si fuese la última noche de nuestras vidas, hemos echo una gran familia y nos lo pasamos muy bien juntos. Ahora las palmeras lucen majestuosas, el mar tiene un color azul esmeralda precioso y el sol vuelve a brillar más intenso que nunca. Después de la tormenta siempre llega la calma.
Napo querido, buena redacción, gran viaje. Muy cierto todo, se armó una familia. Abrazo fuerte crack.